La prosa sonajero y el tintineo verbal
La expresión "prosa sonajero" fue una etiqueta literaria creada por el escritor Juan Marsé:
"Nunca me han gustado mucho los artificios verbales en literatura de ficción. Me gusta que en las novelas que leo no darme cuenta de que estoy leyendo. La prosa galana es literatura sonajero, las florituras verbales, los juegos de artificios son literatura sonajero".
Umbral defendía la novela sin argumento, donde lo importante es el estilo, el hallazgo verbal, el adjetivo inesperado y la aliteración de palabras e imágenes.
"Umbral representaba para mí el tipo de escritura que más me revienta: cuando el lenguaje brillante se me impone por encima de lo demás. Me parece que es hacer trampa, y Umbral representaba eso. La prosa sonajero estaba por encima de todo. A Cela le pasaba un poco también, con esa prosa campanuda. Pero al final, la literatura es una cuestión de gustos" (Marsé dixit)
Y por eso el día que Umbral ganó el Premio Cervantes en el año 2000, Juan Benet se despachó a gusto con la siguiente declaración:
“Este premio es la culminación de la prosa sonajero en el mundo madrileño. Que suene, pero a mí me interesa la imaginación creadora al servicio de la ficción literaria, no los fuegos artificiales de la lengua y mucho menos ese manierismo castizo y ese tan celebrado tintineo verbal del desmesurado ego del señor Umbral, un pozo de vanidad que ofende la memoria de la tradición novelística española”.
Ya José Manuel Caballero Bonald decía que había que diferenciar los primores de estilo, del auténtico arte de escribir y que de sobra sabía Marsé que es el lenguaje el que debe sostener a la literatura, y no el tema.
Juan Marsé acabó ganando también el Cervantes en el año 2008 a pesar de ser fatalmente realista, con una prosa que no hace ruído, casi invisible y que no distrae al lector.
"La mañana iba madurando por dentro como un pomelo de luz fría"
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