ANA BELÉN
Aterida a la luz, como otro día
amada en el amor, como en otra vida.
Viva y muerte en mi cuerpo, tan diciembre.
Ana con dos vocales como alas,
Belén como una miel estupefacta
toda madrileña y pechos de ángel
toda verano y beso, risa y humo.
¡Ah! De su boca clara, dentadura de abril
¡Ah! De su azul melena, como un violín hundido
¡Ah! De mi amor dormido, de mi corazón macho
¡Ah! De la voz errante, matinal como un lirio
pasando entre las fechas, entre las dimensiones
perdida niña o divagante rama.
Francisco Umbral, Febrero de 1.991
ANA BELÉN
Con orejas en punta,
con mirada de música,
siempre tras tus canciones, Ana Belén,
muchacha con el pelo de brisa,
con los ojos en blanco,
siempre en el rastro claro de tu voz luminosa.
Ana, chica que canta,
voz de todos los patios,
esa vecina alegre que me aclara la vida,
aquí digo tu grito, tu matinal palabra,
y cuando hemos perdido tu presencia distinta,
y cuando hemos perdido tu palabra madriles,
y cuando hemos perdido la forma de tu huida,
siempre nos queda el eco, lo blanco sobre lo blanco
de una chica de antaño, bajomadrid y pueblo,
que repercute en ecos, en valles y canciones,
cual niña que se aleja,
cual purísima niña que iluminó
un instante nuestra penumbra macho
y ahora suena remota en los atardeceres,
colegiala que canta, sólo voz ya sin nadie,
y el corazón deja su claridad que duele.
Francisco Umbral, Abril de 1.995
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