CHARO LÓPEZ
Eres la mujer
lámpara que desordena el alba,
eres la bella oscura que amanece en la noche,
qué nocturno y qué puro el blancor de tu carne
cuando nobles bodegas hablan por tu sonrisa
y en tu boca sangrienta navegan tiburones,
líricos tiburones blancos como el pecado.
Con que voz de silencio oxidado y doliente
desangras confidencias cuando nadie te escucha,
y cruzan tu melena noches de otros países,
y viven en tus ojos los museos orientales.
Bebes con manos de hostia, como monja del vino
y una mueca bellísima, toda de tedio y crimen,
se dibuja en tu cara de perfección violenta.
Eres la mujer
lámpara que alborota la muerte,
un quinqué que se deja encendido a deshora,
y tu tabaco hembra, lento como un pecado,
ya dibuja tu ausencia con minutos y con humo.
FRANCISCO UMBRAL, 1996
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