Cuando salíó "Diario político y sentimental" en febrero de 1999, yo creía que este libro iba ser "Un ser de lejanías" del que tanto había hablado Umbral en aquellos años. Por eso al leer este nuevo diario y descubrir que no era lo que yo estaba esperando me dejó perdido. Claro que lo que yo no sabía era que al libro "Un ser de lejanías" todavía le faltaban dos años para aparecer. Escribí este texto por aquellas fechas con varias referencias a entrevistas y comentarios de Umbral que había ido guardando en una de mis carpetas azules.
"Diario político y sentimental" no es "Un Ser de lejanías"
JUAN CILLEROS (Octubre, 1999)
En aquel viernes 10 de mayo de 1996 a Francisco Umbral le habían regalado el Premio Príncipe de Asturias por “la excelencia de su estilo, capaz del vuelo lírico y la sátira contundente”. Cuando a media mañana se lo dijo Fernando Lázaro Carreter por teléfono, todavía no había escrito la columna de El Mundo. Sólo él y Manuel Alcántara llevan treinta y cinco años, haciendo todos los días los deberes periodísticos, cumpliendo con el rito de descifrar la mañana en un par de folios.
Y empezaron a llegar los periodistas a La Dacha y se pusieron a hacer preguntas, que es lo suyo y Umbral agradecido por el premio, les contestaba con titulares a doble página
“Soy una bestia de carga de la literatura que desde ahora vestirá de marrón”(1)
Y habló de proyectos literarios futuros.
Algunos de ellos vieron la luz erudita de los escaparates y otros todavía siguen esperando. Umbral no parece ser supersticioso y gracias a ello, nos adelantó los títulos de los libros, que le estaban mareando la cabeza por aquellas fechas.
Su último libro publicado hasta ese momento en febrero de ese mismo año, había sido “Los cuerpos gloriosos”. Se trataba de una recopilación de artículos escritos en El Magazine de El Mundo. Y en abril se reeditaba “Ramón y las vanguardias” , el ensayo sobre Ramón Gómez de la Serna, publicado en el año 78. “Capital del dolor” su nueva novela estaba a punto de salir (de hecho Umbral ya tenía un ejemplar encima de su mesa camilla, cuando aquella mañana lo entrevistaron los periodistas). Se trataba de “una novela sobre los caudillos agrarios y las falanges de Castilla”, definida así por su editorial y que se publicó en junio.
Según informaba El País (5), en otoño se iba a publicar los “Cuadernos de Luis Vives” , unas memorias con un homenaje a la madre y donde Umbral cuenta, como el adolescente se hace escritor (efectivamente el libro se publicó en octubre).
Umbral habló de tres proyectos más:
Una novela que tenía parada “Días felices en Arguelles” (según informó ABC (7) y El Mundo (8) ) una historia sobre las luchas estudiantiles contra el franquismo en los años 60 (Esta novela ha fecha de hoy 25/X/99 todavía no se ha publicado, ni siquiera sabemos si Umbral ha llegado a terminarla).
Otra novela (según El País) ya acabada sobre los últimos noctámbulos de la noche madrileña. Puede ser que se trate de “Los metales nocturnos” novela que Umbral citó en una entrevista en la revista Lateral / Enero del 95
“...es un viaje al fin de la noche en el Madrid actual, donde hay narco, política, sexo, de todo. Me paré en el folio 100 y no arranco, no acabo de terminarla.” (9)
Esta novela tampoco se ha publicado todavía. Quizás la tenga Planeta en la nevera, para descongelarla con el premio de los 50 millones; aunque este año lo ha ganado una joven periodista de Bilbao.
Y, después, de estos cuatro libros, dos de ellos publicados durante el transcurso del año y los otros dos desaparecidos, Umbral habla del proyecto más personal: “Un ser de lejanías”.
El periodista Antonio Astorga/ABC le hace la siguiente pregunta:
- ¿Le gustaría depositar en algún libro esa faceta lírica que usted abandonó un día de su infancia para dedicarse a la prosa?
Y es, entonces, cuando Umbral habla de este libro
“Quisiera hacer un libro que se titule “Un ser de lejanías” tomado de una frase de Martín Heidegger que dice que el hombre es un ser de lejanías. Ese libro sería un libro confesional, un diario íntimo profundo, quizás sin fechas, donde lo metería todo, todo lo que me pasa por dentro, todo lo que veo, todo lo que siento. Un libro para colocarme y llegar a la mayor profundidad posible. Ese libro tendría mucho clima, mucho crepúsculo maravilloso, mucho amanecer”. (10)
Parece que Umbral tiene en la cabeza la idea de un diario íntimo, circular, nihilista, ensimismado, pero descubrimos en la entrevista de Emma Rodríguez/El Mundo, que el proyecto ya ha sido empezado,
“Será una verdadera confesión, una obra de carácter póstumo. Lo había empezado hace algún tiempo, pero un amigo crítico me dijo que era demasiado profundo y me desanimó, ahora he vuelto a soñar con él”. (11)
¿Sería Miguel García-Posada el crítico del comentario? El libro tenía todos los visos de ser un diario lírico, nihilista, caótico, incendiado con el fulgor del sexo al atardecer, un crepusculario de soledad, asco y alcohol.
Pero pasó el tiempo y se publicó “Capital del dolor” (1996), “Los cuadernos de Luis Vives” (1996), “La derechona” (1997), “La forja de un ladrón” (Premio Fernando Lara 1997), “Los botines blancos de piqué” (1998), e “Historias de amor y viagra” (1998).
¿Y qué pasó con aquel proyecto líricamente arrebatado de crepúsculos interiores?
Umbral ya había escrito “Capital del dolor” y “Los cuadernos de Luis Vives” en aquel mayo del 96, publicándose ese mismo año. El siguiente libro que escribió “La derechona” (Marzo 97) no dejaba de ser una recopilación de sus columnas de “Los placeres y los días” en El mundo, con algún retrato de los políticos del señor Aznar. Y, antes de publicar este libro ya estaba enfrascado en un ensayo sobre Valle Inclán “Los botines blancos de piqué” y así se lo dice a Rafael Torres en la Polaroid de El Mundo el 30 de Noviembre de 1996
“... el libro que ando componiendo ahora, los botines blancos de piqué, es un ensayo sobre el Valle Inclán que va del simbolismo a la Revolución, el que creía en la necesidad de instalar la guillotina en la Puerta del sol, y lo estoy escribiendo con mucho placer, con mucho gusto.” (12)
Así que mientras escribe este ensayo, se le ocurre a él o la editorial, “La derechona” (¿Puro oportunismo sociocultural?) y cuando está apunto de publicar, después del verano, el libro sobre Valle Inclán, se presenta al premio Fernando Lara en septiembre de 1997 con la novela “La forja de un ladrón” y consigue salir vencedor, a pesar de sus dudas el día del fallo del jurado en Sevilla.
¿Por qué otra novela y no aquel “Ser de lejanías” del que nos habló en mayo del 96, cuando lo del Príncipe de Asturias? Umbral lo explica en El mundo en la entrevista del sábado 13 de septiembre de 1996, tras haber ganado el Fernando Lara:
“La historia surgió como reacción a los cuadernos de Luis Vives, a toda la reflexión y el intimismo que derramé en ese libro. Me apetecía cambiar de registro, algo que, por otra parte, me pasa siempre que acabo algo”. (13)
¿Por qué se olvida Umbral de los libros “La derechona” y “Los botines blancos de piqué”, el uno periodístico y el otro un ensayo literario? Será porque, no eran más que meros encargos editoriales/gastronómicos.
CAMBIO DE REGISTRO
Por ello, tras haber escrito ese verano “La forja de un ladrón” a un ritmo de diez folios diarios, se impone cambiar de registro y acometer el diario crepuscular. Y así, se lo dice a Emma Rodríguez/El mundo, 13 de Septiembre de 1997 con el Premio Fernando Lara en el bolsillo (20 Kilos):
“El proyecto de contarme en presente, día a día, me acompaña desde hace tiempo, y cada vez se acerca más el momento de ponerme con él, a medida que me siento más viejo. Me encanta la idea de llevarlo hasta el final, hasta ese día en el que tenga que escribir algo así como: “Creo que mañana casco. Me siento muy mal”. (14)
Justo diez días después, un lunes 22 de septiembre empieza a escribirlo:
“Como el verano fue tormentoso, espectacular, frío y revuelto, el otoño está entrando como una modesta eternidad en la que vamos a vivir siempre, con tardes paradas, fuera de hora, y un sol callado y bueno, con algo de león en invierno”.(15)
Este es el arranque del tan preciado diario, pero ¿cómo se iba a desarrollar, cual iba ser su tono, su temperatura, su desorden sentimental? ¿Hacia qué paisajes, huecos interiores, y personas iba a mirar Umbral, a través del cristal gordo de sus dioptrías literarias?
En un principio, dijo que sería quizás un diario sin fechas, donde la experiencia interior apareciera sin máscaras, ni argumentos, metaforizada por su viejo corazón de hierro sentimental. Con retratos femeninos, sin nombre ni apellido, sólo perfiles de belleza adolescente, ninfas de la noche y visitas del atardecer.
Un libro con las puertas abiertas, pero cerrado sobre sí mismo, donde sólo pueda entrar el lector a través de sus páginas desgarradas e insomnes.
“Un ser de lejanías” no podía ser un remedo de su “Diario con guantes” publicado cada domingo, desde octubre de 1995 hasta octubre de 1998; donde Umbral alternaba la pincelada íntima de un paisaje matinal, con el retrato social de famosos, políticos, amigos, presentaciones de libros, estrenos y cosas. De celas, bollaconas, anabelenes, porcelanosas, anabotellas, neopijas y leididís.
Quizás, cansado de contar la actualidad social, política y literaria en la última página de El mundo de los domingos, a Umbral le apetecía contarse, descubrirse, ocultarse en unas páginas de soledad y silencio.
Todos pensábamos que “Un ser de lejanías” iba ser eso. Después de releer una y otra vez “Mortal y rosa” queríamos sumergirnos veintidos años después en las aguas profundas de la prosa poética de Umbral; pero esto sólo lo conseguimos a medias.
Umbral cambia el título de Heidegger por el de “Diario político y sentimental”, sustituye la poesía por el periodismo literario y en sus páginas, va alternando retazos de su mismidad, con la crónica social y así lo explica en la entrevista con Emma Rodriguez/El Mundo, el día que le conceden el Premio Nacional de las Letras (17 de noviembre del 97):
“Son unas memorias que lo van a recoger todo, lo político, lo social, la experiencia interior, el gran mundo... Lo de menos va a ser la vida literaria, pero desde el rey para abajo va a estar todo el mundo. Yo mismo me inspecciono mucho y pretendo profundizar en todos aquellos personajes que me parezcan interesantes, encontrar la clave y el misterio de las personas, ver más allá de la superficie”. (16)
Umbral llevaba escrito cien folios y ya sabía que “Un ser de lejanías” no iba a ser posible. Nunca se sabe porqué. Uno tiene una idea en la cabeza, puede escuchar a lo lejos la música de aquellas palabras que quiere escribir, pero sin saber porqué nos falla el tono, el estado de ánimo, el cristal esmerilado de los ojos se empaña y sin querer nos vamos a otro sitio, a otro lugar conocido e identificado en el mapa de nuestra prosa.
¿Por qué si no aparecen en este diario columnas de “Los placeres y los días” artículos literarios escritos para el suplemento La Esfera y páginas fotocopiadas de su “Diario con guantes”? ¿Qué le sucedió a la prosa de Umbral?, ¿Por qué se olvidó de aquella primera idea originaria del 96? ¿Por qué le atraparon las fechas y la actualidad?
Sólo él pude explicarlo e imagino, que sólo él puede enmendarlo.
En otra entrevista en la revista “Leer”, a la pregunta que le formula la periodista Alicia G. Montano: ¿Qué hay de ese proyecto en forma de diario personal que le gustaría escribir?. Umbral responde muy parecido a la entrevista de El Mundo:
“Ya estoy en ello. Es un diario íntimo en el que hablo mucho de todo el mundo, pero con un tono de profundidad, lejos de la crónica frívola. Son unas memorias hechas con sosiego, con detenimiento, llenas de personajes conocidos y otros a los que, como a mi jardinero, no conoce nadie. Es un libro escrito con las tripas, en el que escribo mi verdad”.(17)
Con estas declaraciones se reafirma, en que aquel proyecto de diario íntimo, caótico y narcisista, se estaba mezclando con el diario mundano y social, adherido a la realidad cotidiana del escritor famoso, cronista lírico del Madrid de los cócteles y los estrenos.
Umbral hasta la aparición de este “Diario Político y sentimental” (1999) había escrito seis diarios publicados en forma de libro. El primero de ellos fue “Mortal y rosa” (1975) , le siguió “Mis paraísos artificiales” (1976) , “Diario de un escritor burgués” (1979) , “Los ángeles custodios” (1981) , “La bestia rosa” (1981) y “La belleza convulsa” (1985) .
En todos ellos, Umbral utilizó la memoria simultánea, para construir la novela del efímero presente, fugaz y perecedero. Atrapar su luz antigua, mientras dibuja la belleza de un cuerpo de mujer ausente y naufragar una vez más en “la variable inútil del azul y la nada”.
“Diario político y sentimental” atrapa esas sensaciones a veces, cuando Umbral se olvida de la actualidad y se deja llevar por el clima interno de su prosa, y Madrid, a lo lejos es sólo una ciudad en llamas al atardecer.
Una llamada de teléfono de Carmen Díaz de Rivera, una invitación de Inés de Oriol, un pie izquierdo escayolado, una gata llamada Loewe, una carta surrealista para Agata Ruiz de la Prada, un poema para Sara Montiel, una fijación política por Borrel,
“...ver mucho cielo, respirar el aire quebrado del invierno, la pureza frágil del mundo, el perfume quieto de los árboles, rehenes de la escarcha”.
Eso es “Diario político y sentimental” un libro íntimo y periodístico, alejado inexplicablemente del “Ser de lejanías” en el que a veces se convierte Umbral.
Notas:
1. Astorga, Antonio, ABC, sábado 11 de mayo de 1996, pp 54 –55.
2. Francisco Umbral “Los cuerpos gloriosos (Memorias y semblanzas)”, Barcelona, Planeta, 1996.
3. Francisco Umbral “Ramón y las vanguardias”, Madrid, Espasa Calpe, 1978.
4. Francisco Umbral “Capital del dolor”, Barcelona, Planeta, 1996.
5. Castilla, Amelia, El País, Sábado 11 de Mayo de 1996, pp 34
6. Francisco Umbral “Los cuadernos de Luis Vives”. Barcelona, Planeta, 1996.
7. Astorga, Antonio, ABC, sábado 11 de mayo de 1996, pp 54 –55.
8. Rodríguez, Emma, El Mundo, sábado 11 de mayo de 1996., pp 103
9. Rey, Santiago del, “Francisco Umbral. Me siento un funcionario de la literatura”, Lateral, Barcelona, nº 3, enero de 1995, pag 14.
10. Astorga, Antonio, ABC, sábado 11 de mayo de 1996, pp 54 –55.
11. Rodríguez, Emma, El Mundo, sábado 11 de mayo de 1996, pp 103
12. Torres, Rafael, El mundo “La polaroid”, Sábado 30 de Noviembre de 1996.
13. Rodríguez, Emma, El Mundo, sábado 13 de septiembre de 1997, pag 47
14. Rodríguez, Emma, El Mundo, sábado 13 de septiembre de 1997, pag 47
15. Francisco Umbral “Diario político y sentimental”. Barcelona, Planeta, 1999.
16. Rodríguez, Emma, El Mundo, martes 18 de noviembre de 1997, pag 57
17. G. Montano, Alicia, “Francisco Umbral: La vida no es una novela”. Qué leer, Madrid 1997, pag. 48.
18. Francisco Umbral “Mortal y rosa”. Barcelona, Destino, 1975.
19. Francisco Umbral “Mis paraísos artificiales”. Barcelona, Argos, 1976.
20. Francisco Umbral “Diario de un escritor burgués”. Barcelona, Destino, 1979.
21. Francisco Umbral “Los ángeles custodios”. Barcelona, Destino, 1981.
22. Francisco Umbral “La bestia rosa”. Barcelona, Tusquets, 1981.
23. Francisco Umbral “La belleza convulsa”. Barcelona, Planeta, 1985.
24. Francisco Umbral “Mis paraísos artificiales”. Barcelona, Argos, 1976.
25. Francisco Umbral “Diario político y sentimental”. Barcelona, Planeta, 1999.
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