Mi amada tía Algadefina
JUAN CILLEROS (Enero, 1996)
La novela son unas falsas memorias del autor ambientadas en la década de los veinte y principios de la Guerra Civil. Narra los días vividos por él y su familia en la transición que va de la Belle Epoque, las dos Repúblicas, hasta el glorioso alzamiento del César Visonario.
Todo lo que Umbral nos cuenta es fruto de la memoria familiar, y de su imaginación literaria, incorporando en la narración a personajes ilustres de la vida social y cultural española: Picasso, Unamuno, Eugenio D’Ors, Valle Inclán, Ruben Darío... a los cuales los hace hablar con un brillante estilo literario, cercano al mundo de cada uno de ellos.
Después de haber leído “Las señoritas de Avignon”, me atrevería a decir que toda la novela es un pretexto, un ejercicio freudiano de manual, a través del cual Francisco Umbral, convertido en personaje literario puede cometer dulcemente el libidinoso incesto, con su amada tía Algadefina, una joven mujer que murió tuberculosa en una habitación azul.
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