Valle-Inclán y la bohemia
Aquella bohemia de principios de siglo que al parecer capitaneó don Ramón del Valle-Inclán, era en realidad una población fluctuante y nocherniega que entraba y salía de los cafés, las churrerías, las botillerías y todos los establecimientos que mantenían la noche abierta, como más adelante escribiría Paul Morand. Valle anduvo entre aquella gallofa madrileña de gentes que habían confundido la literatura con acostarse tarde. Pero el genio laborioso, creativo, trabaja siempre y cuando don Ramón improvisaba en el café, estaba haciendo dedos, como dicen los pianistas, además de que en la improvisación permanente siempre surge algún hallazgo nuevo que más tarde servirá para la obra. Valle frecuentó la noche de los mendigos y los malos poetas, pero casi podemos decir que se estaba informando para escribir «Luces de bohemia» y tantas piezas cortas. El hombre que ha hecho una obra tan vasta y trabajada, tan trabada y coherente, tan mejorada y personal, no puede decirse que haya perdido el tiempo en la Puerta del Sol alternando con las almas de los sablistas muertos, como habría dicho Ramón. Valle-Inclán hizo la bohemia imprescindible y se quedó mucho en casa torturando el estilo. Pero incluso cuando andaba de farra y jarifa, su mirada vivísima y tectónica estaba trabajando ya con los materiales confusos y deslumbrantes de la vida y el arte.
EL MUNDO: LAS 100 JOYAS DEL MILENIO. NUMERO 32
"Tirano Banderas" de Ramón María del Valle-Inclán
por FRANCISCO UMBRAL
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