jueves, 30 de marzo de 2017

Premio: Príncipe de Asturias




El Jurado concedió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 1996 a D. Francisco Umbral:

"Por ser vivo y polémico ejemplo de dedicación absoluta a la literatura. La suya es una escritura perpetua que ha privilegiado en muchos de sus libros de ficción narrativa los temas de la memoria personal e histórica. Ensayista de relieve, deslumbrante periodista literario que ha hecho de la columna diaria una permanente lección de arte verbal, Francisco Umbral es uno de los primeros prosistas de lengua española del siglo XX por la excelencia de su estilo, forjado en un castellano clásico y moderno a la vez, capaz del vuelo lírico y de la sátira más contundente, que ha renovado nuestro lenguaje literario".




Señoras y Señores,

En la hoguera cultísima de un teatro, ante el senado impar de la provincia, bajo el gran testimonio de este Príncipe, y una Reyna de luz y asentimiento, quiero decir que sólo la cultura, ese saber del hombre sobre el hombre, puede salvar el mundo, y aún salvarnos de la barbarie técnica o guerrera, de la tecnología beligerante, como en un cuento de hadas cibernéticas, reuniendo bajo arcaico Principado el milagroso haz de los escasos.

Así Julián Marías, viejo maestro, "Introducción a la filosofía", cuando yo adolescente, enfermo y lírico, descubrí en este libro la luz blanca de Grecia, la geometría socrática y la idea. Así este señor Kohl, el mandarín de la Europa unitaria y monetaria, con su buen socialismo de derechas y la superstición de la moneda que a todos va a salvarnos "nuevo rito" frente a la grey de fundamentalismos que adúnan religiones y tamtanes en torno de la Europa, que es un vidrio.

Así mi Adolfo Suárez, que trajo a España dimensiones, libertades del hombre, porvenires, la violencia luciente de su idea y la verdad tranquila de su España. Lámina ya limpísima del tiempo, historia ya de España, ley y naipe, Adolfo fue el amigo, el gran maestro que traspasó murallas abulenses para ensanchar al fin la democracia y que dijo palabras tierra y macho para que España fuese recental.

Ah mi Indro Montanelli de la Plaza Navona, de cuyo periodismo aprendí tantas cosas, yo escribo en europeo gracias a Montanelli, y pongo su periódico, tricornio de papel, encima de mi testa cuando no tengo tema. Sociología, John Elliott, la ciencia de las masas, aquí hubo un primer libro, orteguiano y diverso, explicándole a Europa el hombre colectivo. Viene Joaquín Rodrigo, plurales aranjueces, entre la luz madriles y la sonante sombra, o Valentín Fuster, el árbol de la ciencia, el pecado fecundo que rompió con los dioses, y hasta viene Carl Lewis, piel de seda y de récord, ah su emergente raza, una Grecia muy negra, por el revés de Fidias, altorrelieve y África, africanía lentísima, veloz como el paisaje.

Ramón de Campoamor, poeta y teatro, gobernador, sentimental y viejo, nos acoge con gesto de dolora y nos da su lección tan socarrona: "Todo es según el color..." etc. Color de Principado entre la lluvia, la monarquía que suena a democracia, y la cultura, sólo la cultura, repartida en mil ciencias y saberes, nos salvará del número ominoso. Es milagro este premio, es milagro este nombre, es milagro que Asturias, hija de un mar amargo, vuelva a salvar España con su anual preceptiva, vuelva a salvar la Historia acertando los buenos. Cuando hoy la democracia se llena de puñales, como un cuento de Borges o un romance villano, Asturias anualmente, con tardanza de pueblo, elige y discrimina, distingue y certifica; no reivindica piedras, milagros ni dineros, sino que abre caminos, determina sus nombres y su casona grande es la Casa del Hombre.

Quiero dejar aviso de lo que está pasando, la muerte de los libros y la herida en la idea, filósofos burlados con pensamiento débil y las ciencias sutiles, enramada del ser, al servicio oneroso de tantos generales.

Eso ya está pasando, vamos a la barbarie, la ministra española clama en Humanidades, pero el niño sencillo, padrote del Dos Mil, no frecuenta las ciencias ni la paciente Historia, pero mata marcianos y asesina a otro niño. Por eso es oportuno, y no juegos florales, que una Fundación noble, con su plural mirada, distinga entre los mapas al hombre bueno y alto, a la mujer simbólica, y entronice lo eterno, la gramática parda y esa épica de nailon de algún hombre de Estado.

Estamos rodeados, no me asusta decirlo, los robots, los misiles y los dioses antiguos han armado su guerra contra la vieja Europa. Los Estados Unidos, siempre depredadores, se inventan a diario un enemigo negro y mal desayunado. Asturias es Europa, este teatro es Europa, aduar de intelectuales, bajalato de sabios, emirato de antiguos que aún se fijan por libros. Estamos rodeados, no me asusta decirlo, y hay que hacer la milicia, milicianos de Persia, seamos los hombres/libro del avezado Bradbury, digamos de memoria las venganzas de Orestes, acudamos a Ortega, el vigía de Occidente, aprendamos gramática como párvulos griegos y muramos despacio conjugando la rosa.

Muchas gracias.

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